en la esquina de mis sueños.
Durante esa noche repentinamente me había dado cuenta de una cosa, y era que entre nuestra alma y nuestro cuerpo hay muchas pequeñas ventanas y a través de éstas, si están abiertas, pasan las emociones, si están entornadas se cuelan apenas; tan sólo el amor puede abrirlas de par en par a todas y de golpe, como una ráfaga de viento.
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